El invierno llega a la ciudad como un pariente al que no quieres ver, que viene de visita sin avisar y que parece que nunca se va a ir.

A las siete de la mañana, lo primero que siente Antonio es el zumbido del despertador retumbar en su cabeza. Todavía dormido, consulta su smartphone por si se hubiera perdido alguna noticia.

De la que se olvida en cuanto percibe el olor a café y tostadas recién hechas, mientras desayuna con su familia y consulta los últimos emails en la tableta.

Hoy le toca llevar a su hija al colegio. Por suerte, Antonio lleva activada en el coche una app que le informa en tiempo real del estado del tráfico. Gracias a ella, ha evitado los atascos y llegado a tiempo.

Al llegar al colegio recuerda que tiene que hacer una videollamada. Tras dejar a su hija en la puerta decide buscar desde su móvil una wifi pública para hablar con un cliente y no gastar los pocos datos que le quedan.

-¡Bingo!- Se dice animado porque no le cuesta nada dar con ella. Y es que al poco de iniciar la búsqueda se encuentra con dos wifis abiertas. -Escogeré esta misma que es gratis y no necesita contraseña-.

Cuando Antonio llega a la oficina tiene mil cosas en la cabeza, ni siquiera se detiene a saludar a la recepcionista, que le sigue con la mirada sin dejar de sonreír.

Lleva horas dándole vueltas a la misma idea y atendiendo llamadas. Las palabras centellean en la pantalla: un mail de su banco y acto seguido otro mensaje solicitándole el cambio de contraseña que resuelve como siempre: Ignorar.

Desesperado, decide airearse y tomarse un café con los compañeros. Pero no le dura mucho tiempo el recreo. Al poco la pantalla de su móvil vuelve a encenderse y vibrar como si bailara la conga. -¡Otro cliente!-

-¡No me creo que por fin esté de vuelta! Ha sido el peor día de la semana. Menos mal que hoy juega mi equipo de fútbol… .-

-¿Ya has llegado? ¡Hay que bajar a Max!-

-¡Oh, no!-

Por suerte, desde el parque puede conectarse a la red wifi abierta de un centro comercial. -¡Ya lo tengo! Buscaré una web para ver el partido en streaming y compartir mis próximas vacaciones con mis amigos… ¡Qué poco queda!-.

Ya en casa, Antonio recibe un email de su jefe, que está enfadadísimo. -Mañana hablamos. Nos han hackeado.- Pero, ¿qué ha pasado?