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Saber montar una empresa sin haber terminado el instituto

Verónica Gayá

Varios voluntarios de los programas de Junior Achievement enseñan a los escolares a emprender, controlar sus finanzas y a finalizar su proyecto

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l año que viene Junior Achievement cumplirá un siglo de vida, una fundación que desde su nacimiento trabaja para ayudar a los jóvenes a buscar su propio camino en el apabullante y complejo mundo laboral.

“Lo que buscamos es inspirar a los jóvenes para que tracen objetivos ambiciosos, vitales, profesionales y personales, y que sepan cómo conseguirlos. Por ello, les formamos en tres pilares: educación emprendedora, educación financiera y educación laboral” nos explica Blanca Narváez, la directora de Junior Achievement en España.

Lo hacen sembrando dosis de realidad y práctica en las escuelas, desde primaria a la universidad, llenando las aulas de propósitos e ideas que rompen el ritmo de la rutina diaria. Son programas de corta duración, pocas sesiones, que llegan de la mano de voluntarios profesionales, trabajadores de las empresas colaboradoras de la fundación. “Los voluntarios traen la vida real, una experiencia fundamental para los jóvenes ya que les conecta con lo que van a tener en el futuro, les prepara mejor para el mundo laboral”, explica Narváez. “Su presencia genera en ellos un impacto muy potente”.

Ofrecen varios programas, adecuados para cada edad. En primaria, aprenden cómo funciona una ciudad; los más mayores comparten una jornada laboral con profesionales del sector en el que les gustaría formarse en las sesiones ‘Socios por un día’. También, ofrecen emprendimiento vinculado al medio ambiente, programas específicos contra el abandono escolar o educación financiera que, en colaboración con el Banco Santander, les enseña a ser responsables de sus propias finanzas y a tomar decisiones. De hecho, son los propios profesionales del banco quienes ejercen de voluntarios a través de sesiones presenciales en centros de toda España, llegando el año pasado a más de 1.000 alumnos.

"Enseñamos a los jóvenes a mirar, a ver necesidades y a crear y diseñar productos y servicios que realmente transformen la realidad"

A todos ellos se suma su proyecto más icónico, Miniempresas. “Enseñamos a los jóvenes a mirar, a ver necesidades y a crear y diseñar productos y servicios que realmente transformen la realidad”. Un programa 100 por 100 práctico en el que ponen en marcha una empresa, diseñan un producto o servicio, realizan un plan de negocio, reparten tareas, hablan con proveedores, clientes o diseñan estrategias de marketing con un fin social, ya que cada grupo elige una causa a la que destinará el total de sus beneficios. “La idea es que la empresa cierre en ese curso escolar porque creemos que en la liquidación también hay mucho aprendizaje. Luego puedencontinuar con el proyecto el siguiente año, pero creemos que es muy interesante pagar a proveedores, sueldos... y ver como el beneficio va mermando”, explica Narváez.

El objetivo no es el éxito empresarial sino la experiencia de luchar por una idea propia. Los proyectos llegan a las clases creando un puente con el mundo real, les hacen recordar que se están preparando para su propio futuro, les evidencia que necesitan formarse, les reconoce sus fortalezas, les agita la mente, les aviva la creatividad y les tonifica la resiliencia.

“Los chicos que hacen Miniempresas no solamente desarrollan un capital cívico poderoso en relación con chicos que no han recibido este programa, sino que tienen tolerancia cero a los comportamientos contrarios al interés general”. Además desarrollan, en un 80% más, “la perseverancia respecto a los que no han recibido esta formación. Son solidarios, comprometidos, comprenden para qué estudian...”

Uno de los resultados más impactantes es el descenso en las ausencias injustificadas, que disminuye un 66%

La fundación ha llevado a cabo un estudio de impacto longitudinal de estos programas para poner cifras a los beneficios que ya se intuían. Los resultados destacan el aumento de expectativas educativas en cursar estudios superiores, que alcanzan hasta un 65% más en primaria, y un ascenso en el emprendimiento del 60% en los alumnos de secundaria. Pero, sin duda, uno de los resultados más impactantes es el descenso en las ausencias injustificadas que disminuye un 66%.

Uno de los programas más recientes que se ha incorporado a Junior Achievement es Orienta-T, que trata de anticiparse al momento de toma de decisiones de los alumnos en cuanto a itinerarios para la modalidad de ciencias, humanidades... “Este proceso lo están haciendo sin demasiada información, eligen muchas veces precipitadamente al final de curso. Sentíamos que teníamos que otorgar a los centros educativos herramientas para estos momentos, para saber qué les gusta, qué se les da bien, rompiendo moldes, rompiendo prejuicios y facilitando el acceso a la información”, explica la directora.

“Nos hemos centrado mucho en las carreras de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas porque vemos que son las que van a tener una mayor empleabilidad”. También han puesto el foco en la mujer, “porque vemos que aún tienen huecos por cubrir, oportunidades a las que no se están aproximando. Necesitamos que los hombres que están en esas aulas entiendan que las mujeres también pueden liderar”, concluye Narváez.

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