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Big Data para una recogida de la uva eficiente y un vino de calidad

Ángela Sepúlveda

SmartRural incorpora todos los datos recogidos por los agricultores y por su propio dron a una plataforma para tener una visión de la situación del campo y tomar decisiones en tiempo real

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ig Data e inteligencia Artificial aplicados al mundo de la agricultura. ¿Es posible que los dos ámbitos que parecen más antagónicos puedan trabajar juntos? Un emprendedor español se ha empeñado en demostrarlo. Sergio Rodríguez llevó durante años la fibra óptica a las ciudades, haciéndolas inteligentes. Después de pasar demasiado tiempo viajando por diversos países decidió mirar al pasado con perspectiva de futuro; de esta forma volvió a su región natal, Valladolid, para aplicar las últimas innovaciones con las que trabajaba cada día. “Veía a las grandes bodegas de mi zona, que eran iguales que una gran empresa de Madrid, sin que nadie les estuviera dando los servicios de tecnificación y robotización. Y de ahí nace SmartRural”, explica el propio Sergio Rodríguez.

Smart Rural, compuesto por varios socios, recoge todos los datos que habitualmente los agricultores apuntan con “boli y papel”, tales como análisis foliares y de suelos, producción, podas, fertilizaciones, cosechas… Añade los obtenidos por su propio dron y los vuelca en la plataforma GeoCeres. Los datos, que antes eran independientes, se interrelacionan y se muestran en mapas y gráficos para saber qué está pasando en el campo. Esto permite compararlo con campañas anteriores y anticiparse a futuros acontecimientos.

“Lo que se puede medir, se puede mejorar”, explica el CEO de la empresa. Los agricultores pueden elegir qué datos cruzar, ver mapas de la parcela a vista de pájaro y pintada por colores según sus necesidades. “Te puedes dar cuenta de que hay una parte de la parcela donde se están dando muy buenos resultados y quieres que el resto sea igual”.

A los datos recogidos se les puede añadir las previsiones metereológicas o cuántas horas ha acumulado de frío el terreno para controlar la floración. “El sector del agro depende del clima y si metemos las variables del año pasado y la previsión de hasta 15 días, podemos hacer un análisis de cómo se va a comportar mi cultivo”, explica Rodríguez.

“La analítica del dato puede ayudar al sector del cereal a tener un trigo mejor que se pueda vender a un precio más alto”

Las estrategias de las empresas con las que trabaja no son iguales. Hay quien prefiere aumentar la producción, y para eso debe homogeneizar las condiciones para recoger el mayor número de kilos, y hay quien prefiere calidad y, por tanto, la estrategia no es tanto el ahorro de costes como replicar las buenas condiciones de una parte al resto de la finca. Lo difícil es explicar que los resultados no se ven durante el primer año, sino a partir del segundo o tercero. Cuantos más datos se incorporen a la plataforma más fácil será que el modelo que muestre se acerque a la realidad.

Actualmente sus principales clientes son bodegas, las primeras que les dieron una oportunidad, pero aspiran a mucho más. “Es complejo llegar a determinados sectores de la agricultura, pero la analítica del dato puede ayudar al sector del vino a un producto de mejor calidad y al del cereal a tener un trigo mejor que pueda vender a un precio más alto”, reflexiona Rodríguez. Están en contacto con agricultores de la India para optimizar el cultivo del té y están pensando en América Latina, en cultivos de caña de azúcar o de piñas.

Van a cumplir cuatro años y ya están inmersos en varios proyectos de I+D. Participan en Globalviti -junto a ocho empresas y 13 organismos- donde investigan cómo mejorar la producción vitivinícola frente al cambio climático gracias a las nuevas tecnologías. Deberán presentar las conclusiones en 2020. SmartRural está realizando modelos para saber qué calidad y madurez tendrá la uva en función de los nutrientes de la planta, obteniendo datos de fertilización, uva y a través de las imágenes de su dron.

“La innovación va a permitir a los jóvenes tener una cultura de pueblo, no abandonarlos”

“También nos han aprobado un proyecto europeo basado en la Inteligencia Artificial donde participan 160 empresas. Nos ha tocado probar un robot de poda, analizar cuál es la mejor poda con unas tijeras automatizadas. Vamos a dar las pautas para crear el algoritmo que permita realizar esta actividad. Es un proyecto que va a durar dos años”, cuenta el CEO.

También han investigado sobre la optimización del uso del agua, comprobando las variantes que influyen en el estrés hídrico de la planta -tipo de cultivo, temperatura, nutrientes…- para reducir los recursos y mejorar la calidad. Además, con la bodega de Matarromera recogieron datos de sus parcelas para buscar una vendimia más selectiva y más eficiente, además de determinar el impacto de las heladas en las diferentes cepas.

La estrategia de Smart Rural es llevar las últimas innovaciones al campo pero también mostrar que el área rural es una opción para las generaciones futuras. “El campo es duro pero ya empieza a haber ciertos elementos que lo mejoran. Antes había que ir todas las noches a dar el riego a la finca y eso ya no es así, está automatizado. Eso permite, por ejemplo, mejorar la conciliación. La innovación les va a permitir tener una cultura de pueblo, no abandonarlos. La tecnología les puede facilitar la vida”, reflexiona este vallisoletano.

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