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Luces inteligentes contra el despilfarro urbano

Jaume Esteve

¿Cómo reducir la factura pública de la luz en nuestras calles y mantener la seguridad de los ciudadanos? Dos brasileños lo han conseguido gracias a un sistema de sensores

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a estampa la hemos visto una y mil veces: una calle vacía en mitad de la noche iluminada de un extremo a otro por una hilera de farolas, cada cual más luminosa. El despilfarro lumínico ha llegado hasta tal punto que incluso Manuela Carmena ha declarado recientemente su intención de que Madrid reduzca su factura de la luz en un 50% mediante el uso de energías renovables.

¿Te has parado alguna vez a calcular cuánto dinero se podría ahorrar en las grandes ciudades con una gestión más eficiente del alumbrado público? Los brasileños Jader Stefanello y Fernando Ferreira sí. Su startup, Proyecto Lunix, estima que el impacto en la factura podría llegar hasta el 60% o el 70%.

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Stefanello, natural de Rio Grande do Sul, en Brasil, tiene solo 22 años, pero entre él y su compañero, Fernando Ferreira, han ideado un sistema de sensores que, unido al uso de bombillas de bajo consumo, pretende aligerar el impacto energético que la iluminación de las grandes urbes tiene sobre el ecosistema.

Todo comenzó con una asignación en clase, “hacer un plan de negocio con una idea que pretendiera mejorar nuestro día a día”, explica el brasileño por teléfono. La primera idea tuvieron que descartarla por una cuestión de inviabilidad económica. “Se trataba de unos postes de luz sostenibles, aunque cada uno costaba cerca de 2.000 dólares. Imagina el coste si tuvieras que equipar a toda una ciudad con esa tecnología”, recuerda.

Stefanello y su compañero tuvieron que desechar ese plan inicial pero se quedaron con el núcleo de la idea y le dieron una vuelta. “El corazón era ahorrar dinero y energía a las compañías y las ciudades y se nos ocurrió pivotar hacia la iluminación inteligente”, explica. Lo que Stefanello tiene entre manos no es una bombilla que reacciona ante las órdenes de un transeúnte, sino un conjunto de sensores capaz de entender el entorno, sus necesidades y de ajustar la iluminación en función del tráfico o el volumen de personas que hay en la calle. La idea les ha llevado a ganar uno de los principales premios del concurso Empreenda Santander 2017, impulsado por Banco Santander para incentivar las ideas y proyectos emprendedores entre universitarios, startups y micro emprendedores de todo Brasil.

Proyecto Lunix estima que el impacto en la factura podría llegar hasta el 60% o el 70%

Este brasileño pone el ejemplo de una oficina que, si cuenta con un número alto de ventanas, no necesitará tanta luz artificial como una que esté cerrada a cal y canto. Su tecnología es capaz de detectar ese flujo lumínico para regular la intensidad de las bombillas de la sala: “Es una tecnología similar a la que regula el brillo automático en la pantalla de un móvil”, ilustra.

Por el momento, el proyecto Lunix se centra en el desarrollo del ‘software’ que permita la regulación del alumbrado. “El ‘hardware’ es más caro y ya hay muchos sensores en el mercado”, argumenta. Por el momento, han conseguido instalar su tecnología en dos compañías de su ciudad, y aseguran haber rebajado hasta un 25% el consumo energético.

Una cuestión de intensidad

En un entorno urbano, el ahorro que propone la compañía de Stefanello y Ferreira no pasa por encender y apagar interruptores para que haya más o menos bombillas encendidas. “No podemos tener luces encendidas o apagadas en mitad de la noche porque una calle a oscuras daría mucho miedo, ¿no?”, reflexiona el brasileño.

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Lo que propone su ‘startup’ es controlar la intensidad de esas luces en función del tráfico o de los peatones que haya en cada momento en las calzadas y en las aceras. Por el momento, el equipo de Stefanello trabaja con dos tipos diferentes de bombillas LED, pero son las segundas las que ofrecen a la compañía una ventaja competitiva sobre la competencia, ya que permiten reducir la intensidad. “Son más caras, pero nos permiten controlar el brillo”, expone.

Aunque instalar una iniciativa como la de Lunix en una gran ciudad supondrá un desembolso inicial tanto en bombillas como en sensores para detectar a vehículos y viandantes, Stefanello cree que el ahorro es tan abultado que toda gran ciudad que pretenda colgarse la medalla de apostar por las nuevas tecnologías tendrá que apoyar una propuesta como la suya.

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