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Esto es todo lo que debe hacer España para cumplir sus objetivos en la reducción de emisiones contaminantes

Reducción de emisiones contaminantes
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spaña, como miembro de la Unión Europea, lleva años comprometida con la lucha contra el calentamiento global y el cambio climático, y para hacer efectivo ese compromiso debe trabajar para reducir sus emisiones de gases con efecto invernadero. Ha llegado el momento de aplicarse esa promesa, pasando de las firmas y declaraciones a los hechos y las medidas concretas.

El próximo horizonte de esos compromisos se alcanzará en 2020: el Paquete Europeo de Energía y Cambio Climático establecía para esa fecha una reducción de las emisiones del 20% respecto a los niveles de 1990. Pero puesto que el cambio climático no vamos a resolverlo solo en dos años, la UE y los países miembros han desarrollado una hoja de ruta completa que llega hasta 2050 y que supone asumir objetivos muy ambiciosos: entre ellos, reducir las emisiones un 80% respecto a esos niveles anteriores.

Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, el transporte consume la quinta parte de la energía utilizada

El transporte se sitúa como un actor principal en este escenario porque es uno de los sectores más contaminantes: según la Agencia Europea del Medio Ambiente, el transporte consume la quinta parte de la energía utilizada en los países, y un tercio de sus emisiones contaminantes proviene del mismo. Además, el 94% del combustible que se utiliza proviene del petróleo. Por eso, este sector está en el centro de todos los planes de descarbonización, con el objetivo de ir reduciendo la presencia de los combustibles fósiles, siempre teniendo en cuenta el impacto económico y global de cada medida.

¿Cómo vamos a conseguirlo? Pues apostando por tres vías principales: cambiando los vectores energéticos en los que descansan todas nuestras actividades, tanto individuales como colectivas; apostando por un mix energético que cambie su orientación actual hasta convertirse en prácticamente 100% renovable, e implementando medidas que aseguren la mayor eficiencia energética posible.

NASA
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a pregunta es cuánto tendremos que reducir. ¿Es técnicamente posible?

Según este informe elaborado por la consultora Deloitte, en 2013 España emitió 322 millones de toneladas métricas de CO2. Según los objetivos perfilados para el 2050, ese año España no deberá alejarse mucho de los 14 millones de toneladas métricas de CO2. Una reducción tan drástica que habrá que tomar medidas igual de drásticas si queremos alcanzarlo.

Ese mismo informe propone distintas líneas de actuación que deberemos adoptar cuanto antes para conseguir un cambio radical en la forma en que consumimos energía a diario, tanto a escala individual como a nivel colectivo y nacional. "El mayor potencial de descarbonización se consigue con la electrificación de la demanda mediante energías renovables", recoge el informe.

En 2013 España emitió 322 millones de toneladas métricas de CO2. En 2050, no deberá alejarse mucho de los 14 millones de toneladas

No es el único. Hace apenas unas semanas, Greenpeace publicaba otro documento, titulado Único sentido. 2025 sin carbón ni energía nuclear y elaborado por el Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Comillas de Madrid en el que trataba de analizar precisamente si es viable tener un sistema eléctrico sin carbón y sin energía nuclear en 2025.

El informe tiene como objetivo principal evaluar si sería técnicamente posible un sistema energético en España en 2025 sin centrales de energías fósiles y, añade, sin centrales nucleares. Al incluir la energía nuclear dentro del grupo de energías a eliminar, la situación se complica y así lo reconoce el informe: la única alternativa para lograrlo sin poner en riesgo el suministro de energía tanto en largos periodos de tiempo como en momentos de pico de demanda sería construir nuevas centrales térmicas de gas y biomasa, y esto repercutiría notablemente en la factura de la luz de los ciudadanos.

Vientos del norte de Portugal
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Cambio en los vectores energéticos

Para empezar, y volviendo al primer informe, tendremos que sustituir las fuentes de energía derivadas del petróleo, limitando su uso a aquellos sectores en los que no conocemos de momento una alternativa viable que no produzca emisiones (por ejemplo, el transporte aéreo o algunos procesos industriales) pero buscando otras opciones menos contaminantes para todos los demás.

Entre ellos, habrá que aumentar la presencia del coche eléctrico desde el porcentaje testimonial que tiene hoy hasta alcanzar prácticamente el 100% en 2050. El plan supondría que desde el año 2040 casi la totalidad de las ventas de vehículos ligeros fuesen eléctricos, lo que a su vez significa que será necesario un esfuerzo para hacer su tecnología fiable de cara a las expectativas del público, para implementar una red de cargadores que dé soporte a esta flota y quizá un plan de ayudas económicas para hacerlos económicamente atractivos.

Habrá que aumentar la presencia del coche eléctrico desde el porcentaje testimonial de hoy hasta alcanzar el 100%

El aumento de la flota de vehículos eléctricos puede además ayudar a una gestión mejor organizada de la demanda eléctrica, asegura Greenpeace, si se incentiva la carga inteligente: impulsar que se enchufen los coches cuando la demanda sea menor que la generación renovable disponible.

El transporte pesado de mercancías que hoy se hace por carretera tendrá que pasar en parte a distribuirse utilizando el ferrocarril eléctrico, al menos entre el 40 y el 60%. Esto requerirá invertir en infraestructuras tanto ferroviarias como portuarias y logísticas que permitan utilizar este método de transporte mucho menos contaminante. El que no pueda hacerse en tren, como el de cercanías o el intraurbano, deberá realizarse siempre que sea posible también en vehículos eléctricos.

En los sectores residenciales y de servicios habrá que pasar también a la electricidad: más del 85% del consumo que realicen deberá ser eléctrico en 2050. El gas natural sería una buena alternativa para cubrir el resto del consumo que la electricidad no pueda aportar, así como para servir de fuente transitoria entre los derivados del petróleo y las energías renovables.

Medioambiente
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Un mix energético casi 100% renovable

En 2015 solo el 38% de la energía generada en España era de origen renovable. En 2050 deberá ser de entre el 90 y el 100%.

Para alcanzar esa cifra habrá que instalar en nuestro país entre 145 y 201 GW de potencia, entre energía eólica y energía solar fotovoltaica, además de contar con suficiente capacidad de almacenamiento como para servir de respaldo y así asegurar el suministro aunque no brille el sol o no sople el viento.

En su informe, Greenpeace apuesta por que el respaldo no venga solo de renovables almacenadas, sino también de tecnología de generación, en concreto del biogás o de centrales de biomasa, incluso de ambas combinadas.

En cualquier caso y para avanzar hacia este objetivo, no solo habría que gestionar que toda la nueva capacidad de generación de energía que se construya en España a partir de ahora sea renovable, sino que habrá que encontrar fuentes de energía que nos sirvan de puente entre el escenario actual y aquel hasta el que queremos llegar.

En 2015 solo el 38% de la energía generada en España era de origen renovable. En 2050 deberá ser de entre el 90 y el 100%

Aquí nos encontramos con el permanente debate en torno a la energía nuclear, señalada a menudo por parte de la opinión pública y los movimientos ecologistas que piden el cierre de las plantas actuales pero que puede ser una herramienta indispensable en la transición energética.

En su informe, Greenpeace denuncia que España cuenta con un parque nuclear envejecido y alerta de los problemas con los residuos radiactivos. Del otro lado, el presidente del Foro Nuclear apunta a que este tipo de energía es “un componente importante en el mix de producción energética de España, por su estabilidad en la red, su seguridad en el suministro y su no emisión de CO2”.

España cuenta actualmente con unos 7.800 MW de origen nuclear, y su cierre significaría la emisión de unas 170 toneladas métricas de CO2 de aquí a 2030, un paso en la dirección contraria a lo que tratamos de evitar, según Deloitte.

Iluminación
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Implementar medidas que maximicen la eficiencia energética

A mayor eficiencia, mejor aprovechamiento de la energía que consumimos, lo que ya supondría una reducción en las emisiones contaminantes antes de fijarnos siquiera en la fuente de la energía que estamos consumiendo.

Para sumar a ese esfuerzo, deberemos invertir en medidas de eficiencia energética y conservación sobre todo en los edificios de nueva construcción, acondicionando edificios ya construidos y desarrollando nuevos procesos industriales que limiten las pérdidas ineficientes de energía.

Se trata de reducir nuestras facturas de la luz a nivel individual y sumarnos al esfuerzo global por reducir las emisiones

Aunque es una de las actuaciones con menos riesgo (un inversor puede no tener del todo claro si instalar energía eólica será rentable, pero el dueño de una casa sabe que poniendo luces LED reducirá la factura de la luz), a veces es de las que más cuesta convencer porque la inversión inicial puede ser mayor que el ahorro, que se materializará más bien a medio o largo plazo.

Aun así, conviene recordar que no se trata solo de reducir nuestras facturas de la luz a nivel individual, sino también de sumarse al esfuerzo global por reducir las emisiones, que al fin y al cabo es una responsabilidad compartida entre todos.

Estados Unidos
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Hay tanto que cambiar que tenemos que implicarnos todos

Para luchar contra el cambio climático vamos a tener que ponerlo todo patas arriba: cambiar la forma y los patrones en los que consumimos la energía, utilizar energías renovables de forma masiva y esforzarnos por ser mucho más eficientes en nuestro uso de esas energías.

Las empresas tendrán que invertir en nuevas infraestructuras y en I+D

Eso significa que todos tendremos que implicarnos para que el modelo cambie: las administraciones públicas tendrán que crear políticas que incentiven el cambio, las empresas tendrán que invertir en nuevas infraestructuras y también en I+D y los ciudadanos tendremos que poner de nuestra parte haciendo elecciones que favorezcan la eficiencia. Otras formas de participación ciudadana en la transición energética, como el autoconsumo eléctrico, requerirán también una regulación favorable por parte de los legisladores, otro ejemplo de que es necesaria la implicación de todos.